Lewis Hamilton: “¿Que si me robaron el Mundial de 2021? Claro que sí. Pero fue un momento realmente bonito, porque mi padre estaba conmigo, y eso es lo que me llevo”

Prepararse para la otra vida En los momentos de pausa en sus 18 temporadas en la Fórmula 1, Lewis Hamilton ha coincidido con bastantes leyendas. Algunas de otras industrias exóticas: el cine, la música, la moda… Mundos hacia los que Hamilton ha ido sintiend…

Prepararse para la otra vida

En los momentos de pausa en sus 18 temporadas en la Fórmula 1, Lewis Hamilton ha coincidido con bastantes leyendas. Algunas de otras industrias exóticas: el cine, la música, la moda… Mundos hacia los que Hamilton ha ido sintiendo una afinidad cada vez mayor en su ascenso como el mayor campeón de Fórmula 1 de la historia. Y muchas de otros grandes deportes. Y se ha dado cuenta de que, al final, y sobre todo cuando habla con deportistas más mayores a punto de retirarse, las conversaciones giran en torno a la preparación para la otra vida.

Lewis Hamilton protagoniza una de las portadas de los Global Creativity Awards 2024 de GQ. Abrigo Dior Men.

No nos referimos a la muerte, precisamente. Sino a la vida después del deporte. “He hablado con muchos deportistas increíbles, de Boris Becker a Serena Williams, pasando por Michael Jordan”, explica Hamilton, que ahora tiene 38 años. “He hablado con grandes figuras que he conocido durante estos años, que están retirados —y algunos que todavía compiten— sobre el miedo a lo que viene después, la falta de preparación para lo que viene después. Muchos me decían: ‘Lo dejé demasiado pronto’. O: ‘Tendría que haberlo dejado antes’. ‘Cuando lo dejé, no tenía nada planeado’. ‘Mi mundo se derrumbó, porque toda mi vida giraba en torno al deporte”.

“Algunos decían: ‘No lo planeé y fue un desastre, porque después estaba muy perdido. Había tal agujero en mi vida. Tal vacío. Y no tienes ni idea de cómo llenarlo. Y tienes tanta prisa por llenarlo que al final lo llenas con cosas equivocadas. Y cometes errores. Y al final encuentras el camino’. A algunos les llevó más tiempo. A otros menos. Pero me dio por pensar: ‘Vale, cuando lo deje, ¿cómo puedo evitar que me pase eso?’. Y me propuse seriamente buscar otras cosas que me apasionaran”.

Hamilton, cuyos padres se separaron cuando era muy pequeño, empezó a correr a los ocho años, y se pasó la primera mitad de su vida impulsado por una cosa: “Al ser el único chaval negro del circuito, con dificultades en el colegio, que me aceptaran fue siempre mi gran motivación: ‘Si gano la carrera, me aceptarán en este mundillo”. Esa determinación, propia de un chico de clase trabajadora criado en un barrio de viviendas sociales al norte de Londres, lo llevó a cotas impensables en el automovilismo. Sus siete campeonatos del mundo individuales en la Fórmula 1 lo empatan con Michael Schumacher; sus ocho títulos de equipo, con Mercedes, y sus 103 victorias en Grandes Premios lo sitúan en una categoría única. Pero no fue hasta mucho después cuando Hamilton se sintió por fin cómodo dirigiendo la parte de sí mismo que había reprimido mientras se dedicaba a tiempo completo a las carreras hacia otros ámbitos creativos. Intereses que, en lugar de ir en detrimento de su carrera como piloto, podían mejorar su rendimiento en la pista, orientarle más decididamente hacia la segunda mitad de su vida y, finalmente, elevar su alma.

“Cuando llegué a la Fórmula 1”, recuerda, “todo era levantarme, entrenar, carreras y más carreras. No hay espacio para nada más. Pero me di cuenta de que trabajar todo el tiempo no te da la felicidad, y que necesitas encontrar un equilibro en tu vida. Y descubrí que en realidad era bastante infeliz”. Esa certeza fue dolorosa. “Me faltaban muchas cosas, sentía que tenía que haber algo más. Y era una locura, porque pensaba: ‘Estoy en la Fórmula 1, he alcanzado mi sueño, estoy donde siempre quise estar, en lo más alto, luchando por el campeonato’. Pero no… No lo disfrutaba”.

Durante aquel periodo, empezó a salir con alguien en Los Ángeles y conoció por primera vez a personas creativas de industrias creativas. “Es casi como estar en una de esas bolas de nieve de cristal. Así es el mundo de las carreras”, asegura. “Y hay muchas cosas fuera que no tienes tiempo de explorar. Creo que si vas a una oficina todos los días y haces lo mismo todos los días, al final desconectas. Tienes que encontrar algo que te calme, que motive tu mente”.

Aquellos viajes a Los Ángeles sembraron la semilla de lo posible y dieron paso a una nueva oleada de autoexpresión y experimentación creativa —primero a través de su pelo, sus tatuajes, sus joyas, y después mediante la música, la moda y el cine. Durante la década siguiente, Hamilton luchó contra las ideas preconcebidas de lo que debe parecer un piloto de carreras, y a qué otras cosas se puede dedicar mientras da la vuelta al mundo en competiciones globales.

Anillo (meñique) Bernard James. Anillo (corazón y anular) David Yurman.

“Mi mente está siempre trabajando”, asegura, sentado frente a mí en Londres. “Tengo sueños muy muy vívidos, y tengo que levantarme y escribirlos. Tengo visiones de cosas que estoy creando. A veces es música. A veces tengo una canción sonando en mi cabeza. Me levanto, voy a la planta de abajo, la toco al piano, la grabo y la incorporo a los proyectos que estoy desarrollando”. Hamilton vive para las escapadas de composición musical que organiza al menos un par de veces al año durante sus vacaciones de verano e invierno, cuando reúne a un equipo de productores y compositores para que le ayuden a dar forma a los muchos samples y letras que improvisa y recopila durante la temporada. Cuando nos reunimos en febrero, acaba de regresar de uno de estos retiros, y viene entusiasmado. “La música me mantiene vivo”, dice. En los años transcurridos desde aquellos viajes seminales a Los Ángeles, Hamilton se ha convertido en el deportista destacado, no solo del automovilismo, sino en general, que más seriamente se dedica a las industrias creativas.

Que Hamilton dé rienda suelta a estas pasiones nunca ha estado bien visto. “A medida que exploraba mi creatividad y mi forma de expresarme”, cuenta, “experimenté muchas reacciones negativas de los medios de comunicación”. Comentaristas que cuestionaban las “distracciones” de Hamilton fuera de la pista. “La gente me juzgaba: ‘Así no se comportan los pilotos de carreras’. ‘Un piloto no debería hacer eso”. El ascenso de Hamilton coincidió con un momento en el que el deporte estaba creciendo a nivel mundial y el dinero de las empresas entraba a espuertas en la Fórmula 1. Como resultado, se pulieron las aristas más ásperas del deporte, y los pilotos fiesteros y kamikazes de épocas anteriores fueron sustituidos por figuras más discretas con una personalidad limitada fuera de las carreras.

“Lo siento por los pilotos que llegaron antes que nosotros, a comienzos de los 2000”, se sincera Hamilton. “Podrían haber hecho más cosas, pero no se les permitía. Si nos fijamos en nuestro mundo actual, hay pilotos que se expresan de forma diferente”.

“Poco a poco, he ido trabajando más de la cuenta para superarme”, explica, con la intención de cambiar la mentalidad de la gente.

La motivación de Hamilton para seguir transgrediendo los límites de su deporte en este sentido tiene dos caras. Por un lado, seguir rompiendo las expectativas convencionales y conservadoras de la Fórmula 1. Por otro, prepararse para la segunda mitad de su carrera. “Pasé por una fase en la que me di cuenta de que no puedo estar compitiendo siempre”, dice, lo que le llevó a cultivar esas otras pasiones. “Porque cuando pare, soltaré el micrófono y seré feliz”.

“Lo difícil es que me gustaría hacerlo todo”, asegura, riendo. “Soy muy ambicioso. Pero entiendo que es imposible. Bueno, lo retiro, porque no creo en la palabra ‘imposible’. Para ser un maestro en algo, tienes que dedicarle 10.000 horas. Obviamente, en las carreras lo he hecho. Pero no hay tiempo suficiente para dominar todas esas cosas diferentes”.

Entonces, ¿cuál es la que va a ocupar el lugar del automovilismo?, le pregunto.

“Bueno, creo que serán el cine y la moda”.

Camisa Lemaire. Pantalón Dior Men. Botas Manolo Blahnik. Gafas de sol Jacques Marie Mage. Pulsera de Hamilton.


Lewis y el cine

Entre los actuales proyectos paralelos de Hamilton destaca el gran blockbuster hollywoodiense que está produciendo junto a Brad Pitt y el equipo de Top Gun: Maverick, entre otros el director Joseph Kosinski y el productor Jerry Bruckheimer. Promete ser, en el peor de los casos, la película de carreras más esperada de la historia; en el mejor, la más auténtica y adrenalínica.

Hamilton asegura que, como muchos otros, de pequeño era adicto al cine, y durante gran parte de su carrera en la Fórmula 1 ha tenido oportunidades surrealistas de conocer a gente que trabaja en la industria. Según cuenta, esta historia hollywoodiense empieza, como muchas de las mejores historias hollywoodienses, con Tom Cruise. Cruise, fan del automovilismo desde antes incluso de Días de trueno, se puso en contacto de forma inesperada con Hamilton hace más o menos una década para invitarle al rodaje de la película Al filo del mañana, de 2014. “Mi asistente me llamó: ‘Tom Cruise te ha invitado a un rodaje’. Y yo en plan: ‘¡Joder, ¿en serio?! ¡Cancela todo lo que tenga!”. Tras aquel día de rodaje en Inglaterra, Hamilton y Cruise forjaron una amistad que consistía, en parte, en mensajes de ánimo de Cruise antes y después de las carreras. “El equipo y yo queremos desearte buena suerte’, ese tipo de cosas”, recuerda Hamilton.

Una noche, durante una cena, Hamilton le enseñó a Cruise su reloj, con el logotipo de Top Gun en el reverso. “Le dije: ‘Tío, si alguna vez haces Top Gun 2…’ —aún no había conversaciones al respecto, no tenían historia— ‘quiero salir, aunque sea haciendo de conserje”. Cuando Top Gun: Maverick ya estaba en marcha, Cruise puso a Hamilton en contacto con Kosinski, que le ofreció el papel de uno de los pilotos de la película. Pero Hamilton estaba en plena carrera por el título de 2018, librando su propia batalla con Sebastian Vettel, de Ferrari. El rodaje le habría ocupado un par de semanas durante los últimos meses de la temporada. A pesar de sus admirables progresos para que los pilotos exploren sus pasiones fuera de la pista, hasta Hamilton tiene sus límites. “En primer lugar, no había dado ni una clase de interpretación”, dice. “Y no quería ser el que se cargara la película. Y en segundo lugar, no tenía tiempo material para dedicarle. Recuerdo cuando se lo conté a Joe y Tom. Se me rompió el corazón. Y cuando me enseñaron la película, me arrepentí, en plan: ¡Podría haber estado ahí!”. Se lamenta y se ríe. “Dios, aún me duele”.

Un par de años después, a pesar de haber perdido aquella oportunidad, Hamilton acabó en una reunión de Zoom, mirando fijamente a una pantalla en la que aparecían Kosinski y Bruckheimer, que le ofrecieron participar en una película de Fórmula 1 de verdad, de gran presupuesto. Hamilton vislumbró al instante los posibles problemas. “Les dije: ‘Tíos, esta película tiene que ser realmente auténtica. Tenemos dos grupos diferentes de fans: los originales, que desde que nacieron escuchan la música del Gran Premio todos los fines de semana y lo ven con su familia, y la nueva generación, que se ha enganchado a través de Netflix”. Hamilton se incorporó con el imperativo de que la película se hiciera para ambos. “Sentía que mi trabajo era poner pegas. ‘Esto no pasaría así, sino así’. Darles consejos sobre cómo son realmente las carreras y lo que, como aficionado, atraería a la gente y lo que no”.

Camisa Tom Ford. Pulseras (muñeca izquierda y derecha, arriba) David Yurman. Pulsera (la muñeca derecha, abajo), de Hamilton.

Las cámaras de la producción sorprendieron en el Gran Premio de Gran Bretaña de la temporada pasada, donde los directores rodaron la carrera en directo ante más de 150.000 espectadores, en el famoso Circuito de Silverstone. Según Hamilton, una de las experiencias más divertidas fue “estar en Silverstone y descubrir que Brad Pitt tiene alma de piloto. Realmente se le da muy bien, tiene una gran destreza”.

¿De dónde le viene?

“Creo que siempre le han gustado las motos. Y ha visto muchas carreras. Cuando era más joven, trabajé en una escuela de pilotos. Para pagarme las facturas, estar más cerca de las carreras y todo eso. Las empresas te traían a 70 personas. Y conducían por el lado equivocado, por la parte interior de la curva. No tenían ni idea. Pero Brad sí sabía por qué lado de la pista tenía que ir”.

Este conocimiento de las carreras de Fórmula 1 sitúa a actores como Pitt y Cruise en una inusual categoría de estadounidenses. Hamilton ha vivido de cerca esa incultura durante años. Durante la primera mitad de su carrera, llegaba a Estados Unidos y Canadá y le sorprendía tener que “explicárselo todo continuamente a la gente”. Un continente de grandes aficionados al deporte que, aun así, eran inmunes a lo que durante toda su vida había enloquecido a Hamilton de la Fórmula 1: “¿Cómo es que a nadie le ha picado el gusanillo como a mí? ¿No saben lo que se están perdiendo?”.

Hablé con Hamilton una vez a finales de 2011 y le hice la que ha sido la gran pregunta desde entonces: ¿qué necesitan los estadounidenses para engancharse a este deporte? Él lo sabía. Solo una película podía conseguirlo. “Me encantaría escuchar cualquier idea”, me dijo entonces, haciendo un llamamiento a los guionistas. Drive to Survive, de Netflix, demostró que había algo de cierto en la teoría de Hamilton: si eres capaz de capturar la velocidad y el drama en una buena historia, el público se enganchará de verdad. La película de Pitt y Kosinski, aún sin título —¿por qué no Top Gun: Fórmula 1?— debería ser la prueba definitiva.

En un momento dado, Hamilton y yo hablamos de otras películas de carreras que se hicieron antes. Grand Prix (1966), Las veinticuatro horas de Le Mans (1971), Le Mans ’66 (2019) y Rush (2013), entre otras. Le pregunto si está pendiente de nuevos estrenos, de cuáles funcionan y cuáles yerran el tiro. “Las veo todas”, asegura. En parte porque es fan, y en parte porque en su nueva productora, Dawn Apollo Films, tienen que estar atentos. “Pero una cosa que creo que aprenderás sobre mí es que no me gusta juzgar. Vivimos en un mundo tan crítico, y viendo que construir algo desde cero requiere tanto tiempo y compromiso de tanta gente, no me gusta tener que ponerle peros a nada”.

Aun así. ¿Ferrari?

“Me encantó”, reconoce. Declaraciones alentadoras para los fans de Ferrari, que llevan salivando desde el anuncio sorpresa de que Hamilton cambiaría de equipo a principios de la temporada 2025. “Primero, porque Ferrari es Ferrari. Ves cuando llegan a la fábrica, ves parte de la historia. Entonces las carreras eran una locura. Los coches eran muy peligrosos. ¿Puedo verla y decir que podría haber sido mejor? Por supuesto. Capturar las carreras es muy muy difícil, y no creo que nadie haya sido capaz de transmitir la adrenalina que sientes como piloto. Pero creo que es una de las mejores que se han hecho. Si ves las películas antiguas, con McQueen, la cámara en el casco y el tío tumbado en la parte delantera del coche para captar el plano…”. Se ríe. “Deberías ver las cámaras que usa Joe. Es un visionario”.

¿Has llegado a pensar: Tenemos que barrer al resto de películas de carreras?

“No quiero ser competitivo con estas películas”, explica. “Pero creo que seguramente lo conseguiremos”.

Look completo Dolce & Gabbana. Gafas de sol Ahlem.


Lewis y la moda

Antes del cine, fue la moda. En 2007, Hamilton asistió a su primer desfile. “Vengo del mundo del automovilismo, donde mi padre y yo éramos las únicas personas negras”, dice. “Y luego, cuando llegué al mundo de la moda, era todo tan variado, tan diverso. Me encantó”. Hamilton se pasó los años iniciales de su ascenso deportivo teniendo que responder por las diferencias superficiales respecto al resto de pilotos: sus trenzas, sus tatuajes, sus joyas y después su ropa. Cada capa adicional de diferenciación generaba una atención desmesurada y necesitaba un esfuerzo y una energía inmensos para convencer a la gente de que esos detalles no afectaban a su rendimiento ni perjudicaban al deporte. El escrutinio dio con un nuevo objetivo cuando empezó a trabajar con Tommy Hilfiger.

Hilfiger, que llevaba décadas vinculado a la Fórmula 1, ofreció a Hamilton diseñar cinco colecciones para su marca homónima entre 2018 y 2020. “Trabajar con esos diseñadores, en segundo plano, fue casi como unas prácticas”, recuerda Hamilton. “Me dejaban participar activamente, con un compromiso total. Y luego volvía a la pista y me sentía libre”.

En 2018, para celebrar su primera colección, Hamilton voló a una fiesta en Nueva York antes del Gran Premio de Singapur. “No era precisamente la mejor preparación para un fin de semana de carreras”, reconoce Hamilton. “Así que debía ser realmente cauto. La narrativa era: ‘Míralo, no está centrado’. Pero no estuve de fiesta hasta las tantas ni bebiendo ni nada de eso. Llegué a Singapur y me marqué una de las mejores vueltas que he hecho nunca. Y después de aquello, todo el mundo decía: ‘Vaya, pues sí ha sido capaz’. Incluso Niki” —Niki Lauda, campeón del mundo en 1975, 1977 y 1984, que trabajaba estrechamente con Hamilton y con Toto Wolff, director del equipo Mercedes— “le dijo a Toto: ‘¡No puedes dejar que Lewis haga eso! ¡Un piloto de carreras no se comporta así!”.

En la época de Lauda, le digo bromeando, los pilotos se pasaban la noche bebiendo y fumando y luego se presentaban en la pista por la mañana.

Hamilton se ríe: “Sí, exactamente. Pero al final conseguí que lo viera: ‘Bueno, no está tan mal que haga esas cosas”.

Look completo Dior Men. Botas Manolo Blahnik.

En los últimos años, el interés de Hamilton por la moda ha evolucionado: no quiere limitarse a llevar la ropa o diseñarla, me cuenta, sino influir en la industria de una manera más ambiciosa. Hamilton ha impulsado iniciativas por la diversidad en la Fórmula 1, Mercedes y otros ámbitos, con el fin de acabar con la homogeneidad de los espacios que ocupa. Ahora está pensando formas de canalizar ese tipo de influencia —y financiación— para ayudar a las marcas de moda independientes que admira.

“Creo que lo realmente importante es trabajar sobre la idea de que tenemos que enviar el ascensor hacia abajo”, asegura. “Hay muchas marcas jóvenes y prometedoras increíbles que, en algún momento, acabarán devoradas por las grandes compañías. Perderán un amplio porcentaje de la empresa que han creado, como suele suceder. Creo que lo que hay que hacer es sentarse a la mesa, y no es fácil. Meterse en un despacho con [Bernard] Arnault y tener una conversación”.

¿Lo has intentado? Le pregunto.

“Todavía no he entrado en ese despacho, pero creo que es factible”.

Por citar solo una marca a la que haya apoyado, le hablo de Wales Bonner (de la aclamada diseñadora Grace Wales Bonner, de 33 años), que tiene una visión tan clara como cualquier otra sobre su propósito —una nueva visión del estilo negro y la britanidad contemporánea— y, sin embargo, sigue siendo humilde e independiente. ¿Piensas implicarte financieramente con empresas de esa envergadura?

“He estado en el estudio de Grace”, explica, “y es fascinante hablar con ella sobre lo difícil que llega a ser todo. Monta unos desfiles magníficos, es supercreativa y trabaja con una intención muy clara. Pero hay oportunidades que sencillamente no se le han presentado, y sé que hay muchas marcas igual de jóvenes que necesitan más financiación, más apoyo, ayuda con la infraestructura. Las grandes marcas, obviamente, tienen una infraestructura loquísima. Cuando la obtienes, corres el riesgo de tener que vender una parte de tu compañía a alguien para mantenerte a flote. Así que estoy tratando de entender cómo encajamos en ese panorama”.

“Sinceramente, uno de mis sueños es crear mi propia LVMH diversa”, añade. “No sé si vivimos en un época en la que eso sea realmente posible. Pero es algo que estoy conceptualizando”.

Primer acto: Batir a Schumacher.

Segundo acto: Batir a Arnault.

Es una de esas ideas que te asaltan en mitad de la noche y tienes que llevarla a cabo, le digo.

“Exacto”, coincide. “Tenemos la oportunidad de aupar a la gente, de darle acceso a los círculos importantes. Pienso en LVMH y, por supuesto, me encanta Pharrell. Desde que era niño, es alguien a quien aspiro a parecerme, tanto musical como creativamente. La decisión que tomó LVMH, ahora que me muevo en ese ambiente, me dejó algo dividido”. Se refiere al nombramiento de Pharrell como director creativo de Louis Vuitton Men’s. “Porque hizo un gran trabajo con Chanel, Billionaire Boys Club, y se lo merece al cien por cien. Pero luego pienso en gente como Grace. Martine Rose también habría sido guay. Poner a una mujer en esa posición de poder. A las mujeres no les dan ese tipo de oportunidades en la industria. Creo que habría sido una decisión valiente. Pero me encanta lo que está haciendo Pharrell”.


Lewis y la Fórmula 1

El comienzo de 2024, dice Hamilton, es “probablemente el momento más emocionante de mi vida”. En gran parte porque es la primera vez que puede pensar en un período de dos años seguidos. “Nunca he empezado un año entusiasmado por el siguiente”, explica. Ha medido su vida en temporadas. Un equipo. Un coche. Un campeonato. Un verano para embutir todos los viajes, escapadas musicales y otros proyectos. “La gente me pregunta siempre: ¿Dónde te ves dentro de cinco años? Y nunca he sido capaz de mirar tan lejos. Pero ahora estoy en una posición en la que puedo planear con algo más de tiempo. En los próximos dos años ocurrirán cosas muy interesantes”. Y concreta: “Tengo varios proyectos de moda realmente divertidos que verán la luz a finales de año, además de la película, y luego con suerte un documental”.

Hace una pausa y sonríe. ¿En serio? ¿Nada más?

Un par de semanas antes de nuestra entrevista, Hamilton sorprendió al mundo del automovilismo al anunciar que, a comienzos de la temporada 2025, abandonará su equipo de toda la vida, Mercedes, por su rival más famoso, Ferrari. Así que correrá todo 2024 con el equipo con el que ha estado casado y con el que ha ganado todo lo que podía ganar durante una década, al tiempo que cultiva su siguiente relación, poniéndola a punto para estrenarla el día después del divorcio. Esto le obliga a pensar en este año y en el próximo a la vez, algo poco habitual para un piloto.

“Mi objetivo es: ¿cómo puedo darle a este equipo el mejor año de su historia después de los grandes años que hemos tenido?”, se pregunta. “Tienes que comprometerte con la gente de tu entorno. Que ha recibido la noticia y algunos se lo han tomado muy bien, y otros no tanto. ¿Cómo les acompañas en este viaje y te vas dejando el listón bien alto?”.

Abrigo Dior Men.

Antes de marcharse, quiere asegurarse de que el trabajo que ha hecho en Mercedes en materia de diversidad siga dando frutos cuando no esté él para defenderlo. Es una deferencia que podría aplicarse a muchos de los cambios que Hamilton ha ayudado a implementar en el automovilismo: ¿Qué pasará cuando Lewis no esté al frente del pelotón desafiando el statu quo? En un momento dado, le pregunto: ¿Qué es lo que más te sorprende que no haya evolucionado más durante tu tiempo en la Fórmula 1? “Sigue siendo necesaria la presencia femenina en este deporte. Y luchar para que cada vez haya más mujeres al frente, que sean visibles, para que las chicas y las niñas vean que aquí hay sitio para ellas”.

En 2024, explica, “estoy entrenando más duro que nunca. Me siento más preparado físicamente que nunca. Me entusiasma mucho el presente, sabiendo que no tengo más que eso”, dice. “Pero también es cuestión de conceptualizar. Tengo muchas ideas que quiero hacer después, en la siguiente fase”.

“Sinceramente”, continúa, “he manifestado todo lo que he querido hacer. Lo hago cada año. Trabajar con Tommy. Ganar un campeonato mundial. Batir récords. He tenido otros planes de futuro antes”.

¿Manifestaste la decisión de marcharte a Ferrari?, le pregunto.

“Sí”, dice. “Creo que tal vez más de una forma inconsciente durante la primera parte de mi vida. Pero siempre ha sido una opción para mí. Sin embargo, por ahora voy a centrarme en llevar a Mercedes a lo más alto este año”.

“Por mi forma de ser”, incide, “no lo veo como una huida. Mi compromiso con el equipo es exactamente el mismo que en años anteriores: mi intención es destrozar al resto de equipos. Queremos derrotarles. Mi planteamiento es el mismo hasta el final. Y no puedo dejar que mi mente se distraiga demasiado con lo que viene después. No puedo centrarme en eso hasta el año que viene”.

Esta última temporada en Mercedes llega en un momento sin precedentes para Hamilton, que lleva dos temporadas sin ganar ninguna carrera. El coche de Mercedes ha dado problemas durante dos temporadas consecutivas. Red Bull y Max Verstappen han liderado. Según Hamilton, no lo seguiría intentando si no pensara que tiene opciones de ganar el campeonato mundial, pero le pregunto si el final de la temporada de 2021 fue un punto de inflexión. Aquel título se decidió en la última carrera de la temporada, en la última vuelta, literalmente en los últimos minutos. Tras una surrealista e improvisada decisión del director de carrera, Hamilton y Verstappen se disputaron el título en un esprint final. Pero con el coche de Verstappen en un estado de clara ventaja (tenía neumáticos nuevos), el destino de Hamilton estaba decidido antes del Go.

¿Te lo robaron? Le pregunto.

“¿Que si me lo robaron? Claro que sí. Ya conoces la historia. Pero creo que fue un momento realmente bonito, porque mi padre estaba conmigo, y eso es lo que me llevo. Nuestra vida ha sido una montaña rusa, y hemos estado juntos en las buenas y en las malas. Y el día más doloroso, él estaba ahí. Me enseñó a levantarme siempre, a llevar la cabeza alta. Y, obviamente, me acerqué a felicitar a Max, sin saber el impacto que tendría, pero siendo realmente consciente de que tal vez habría un mini-yo mirando. Fue un momento definitorio de mi vida. De verdad lo pienso. Lo sentí así. No sabía cómo iban a percibirlo los demás. No lo había visualizado. Pero era definitivamente consciente de ello: en esos 50 metros me caigo al suelo y me doy por vencido… o me levanto”.

Le pregunto si piensa mucho en esa carrera.

“Si veo algún vídeo, sigue doliendo”, asegura. “Pero estoy en paz con ello”.

¿Y la posterior racha sin victorias?

“Mis fans siempre han estado ahí. Al principio no lo entendía: ‘Tíos, ¡pero si no estoy ganando nada! Pero me he dado cuenta de que no es fácil identificarse siempre con el ganador. Es inspirador. Pero no…”. No ha habido una historia de resurrección hasta ahora.

Es una buena lección para sus próximas películas. A la gente le encantan las historias de resurrección.

Look completo Dior Men. Botas Manolo Blahnik.

Daniel Riley es director de desarrollo de contenido global de GQ.

Este reportaje se ha publicado originalmente en GQ.com y una versión del mismo aparece en el número de abril/mayo 2024 de GQ con el título “Lewis Hamilton: Recalculando ruta”


CRÉDITOS DE PRODUCCIÓN:
Fotografías: Campbell Addy
Estilismo: Mobolaji Dawodu
Trenzas: Angela Torio Rivera
Barba: Ainsworth Ramsay
Maquillaje: Yuko Fredriksson con productos Evolve Organic Beauty
Sastrería: Faye Oakenfull
Set design: Jabez Bartlett
Producción: Bellhouse Markes

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